¿Alguna vez te has parado a pensar lo agradecido/a que eres?
Probablemente si lo haces, te darás cuenta que quizás no lo eres tanto.
Nos limitamos a dar las gracias cuando alguien nos da un regalo o nos cede el asiento; y en la vida hay muchas cosas más por las que ser agradecidos.
El concepto de gratitud va más allá de dar las gracias.
En la sociedad actual, comúnmente nos encontramos con personas que tienen una actitud negativa hacia la vida, que todo les molesta o les irrita o que a cada acontecimiento le encuentran algo negativo.
Incluso, muchas veces nos damos cuenta de que somos nosotros mismos los que tenemos esta actitud.
Ser agradecidos no sólo es beneficioso para nosotros mismos, sino para las personas que están a nuestro alrededor.
Por ejemplo, debemos comenzar por centrarnos en las cosas positivas que sí tenemos y sí nos pasan.
Normalmente tendemos a ver sólo lo negativo, porque son los aspectos que mayor impacto tienen en nosotros, o sólo vemos cuando nos suceden cosas “espectaculares” por la misma razón.
Lo cierto es que independientemente de nuestra situación, todos los días nos suceden cosas buenas o positivas.
El simple hecho de despertar en la mañana y saber que estás vivo es motivo de agradecimiento, saber que puedes respirar, ver, sentir, oler, oír, caminar; que de una u otra forma tienes algo de comida para alimentarte y agua para asearte, son motivos por los cuales podemos y debemos agradecer.
Diversos estudios han demostrado que los países más felices del mundo no son los más ricos o los que tienen mayores recursos, sino aquellos en los que su gente pese a sus problemas, tienen una actitud positiva hacia la vida, con expectativas reales, que agradecen el simple hecho de vivir.
Cuando nos dan las gracias por cualquier cosa que hayamos hecho, nos sentimos apreciados, importantes y que nuestro esfuerzo ha sido valorado, así que si practicas tu agradecimiento con los demás, probablemente los harás sentir de la misma forma.
Esto además fortalece los vínculos con las personas que quieres, aprecias o están a tu alrededor, porque te hace una persona amable y feliz con la que muchos quisieran estar, para contagiarse un poco de esa felicidad y positivismo.
Ser agradecido, te brinda la oportunidad de apreciar los pequeños detalles, y cuando lo hacemos, nuestra actitud cambia, y cuando eso pasa, todo a nuestro alrededor cambia.
¿No has notado como cuando dejamos de preocuparnos, tenemos una actitud más positiva y dejamos que las cosas fluyan?
Es importante comenzar a agradecer más y quejarnos menos.
El 90% de las personas que habitan este mundo, tienen menos que tú.
Así que enfócate en eso que sí tienes, en los recursos con los que cuentas y cómo puedes utilizarlos para mejorar tu vida, agradece y verás como poco a poco las cosas comienzan a mejorar.
La gratitud, llave de la felicidad
La gratitud, o capacidad de ser agradecidos, nos permite reconocer los aspectos pasados y presentes positivos, aquello que nos ha beneficiado de algún modo y que, por lo tanto, ha otorgado un significado agradable a nuestra existencia.
Las investigaciones efectuadas en este campo han ofrecido datos sobre la asociación positiva de la gratitud con las emociones positivas, con la satisfacción en la vida, con el optimismo, con la esperanza, con la vitalidad, con la percepción subjetiva de felicidad
También existe una asociación negativa de la falta de gratitud con la depresión, la ansiedad y la envidia.
Muchas personas creen que, cuando uno es feliz, es más agradecido. Pero en realidad sucede lo contrario: ser agradecidos por lo que nos sucede es lo que nos hace ser más felices.
Es importante focalizar nuestros pensamientos en todas las cosas buenas que nos suceden en la vida, empleando estrategias como:
- Aprender a expresar gratitud a los demás y ser agradecidos con la vida y el entorno.
- Cultivar el optimismo y ver el lado positivo de las situaciones que nos suceden.
- Evitar compararnos socialmente con los demás o con lo que fuimos.
- Cuidar las relaciones sociales y las amistades.
- Desarrollar estrategias para afrontar las dificultades y hacer cosas nuevas.
- Aprender a perdonar o perdonar más frecuentemente.
- Saborear las alegrías de la vida, porque hay muchas.
- Fijarnos metas alcanzables y comprometernos con nuestros objetivos.
- Relativizar los problemas.
- Empatizar con los demás.
Así, se dispone de algunas evidencias que indican que las personas más agradecidas:
- Se sienten menos deprimidas y estresadas.
- Están más satisfechas.
- Mantienen mejores relaciones sociales.
- Tienen un mayor control sobre su vida.
- Se aceptan mejor.
- Tienen formas más positivas de lidiar con las dificultades.
- Se culpan menos a sí mismas.
- Son más altruistas, empáticas y generosas.
Sé agradecido por lo que tienes; terminarás teniendo más. Si te concentras en lo que no tienes, nunca tendrás suficiente.
Hay que estar agradecido por lo que se tiene todos los días y atraerás más cosas que agradecer.
La gratitud te recarga de energía y aumenta tu autoestima.
La “actitud de gratitud”, te conduce directamente a la felicidad, y es el mejor antídoto contra la ira, la envidia y el resentimiento.
Sé agradecido por lo que tienes, por todas las pequeñas cosas que te rodean, e incluso por las cosas que todavía no tienes.
No digas: “voy a estar agradecido cuando…”
Toma el atajo.
Sé agradecido ahora (no importa porqué) y haz de la gratitud un hábito diario.
Comienza el día dando las gracias por lo que tienes (en lugar de quejarte de lo que no tienes).
Dar las gracias tendrá un efecto inmediato en tu vida.
Concéntrate en las cosas buenas que te encuentras cada día.
Ya lo dice el dicho: “es de buen nacido ser agradecido”.
Haz una lista de todo lo que tienes en tu vida por lo que estás agradecido. Anota todo lo que puedas pensar, ¡Todo! Te debería de salir una lista larga.
Durante 21 días escribe todos los días de 3 a 5 cosas que agradeces de ese día. Antes de ir a dormir revive los momentos.