Envejecimiento activo, ¿qué es? Es un concepto que está empezando a calar cada vez más debido al aumento de la esperanza de vida y las ganas de llegar a la vejez de forma saludable.
Tener un envejecimiento activo y saludable, significa participar en la sociedad de acuerdo con nuestras necesidades, deseos y capacidades, significa aprovechar al máximo las oportunidades de tener buena salud física, sentirnos bien emocionalmente y disponer de un entorno social favorable.
El objetivo es extender la calidad y esperanza de vida a edades avanzadas.
Indice
Envejecimiento activo. ¿Qué es?
El envejecimiento es un proceso natural en la vida, es la consecuencia de ir cumpliendo años, del paso del tiempo.
Por tanto, la vejez es una etapa más de la vida. Aceptarla con naturalidad, hará que disfrutemos todas las oportunidades que nos presenta, que son muchas.
Es una etapa que se suele afrontar con más tiempo libre, pues probablemente hemos finalizado tareas que nos han ocupado durante años, como la crianza de los hijos e hijas, la actividad laboral fuera de casa, etc.
Por esto, es una etapa que se nos presenta llena de oportunidades de poder hacer eso que siempre hemos querido y de seguir participando de una forma activa en la vida social y familiar a través de actividades de voluntariado, recreativas, de aprendizaje, etc.
El objetivo de envejecer activos, es mejorar la calidad de vida y aumentar la esperanza de vida hasta edades avanzadas.

Estudios recientes demuestran que el envejecimiento activo favorece la salud de las personas mayores; por este motivo, voy a desgranarte los secretos para tener una salud de hierro en la vejez y vivir una vida más plena.
El concepto “Envejecimiento Activo” lo propuso la OMS a finales de los años 90 para sustituir el concepto de “envejecimiento saludable”. Lo definió como “el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen” (OMS, 2002).
Los 4 pilares del envejecimiento activo son:
- Actividad física
- Alimentación saludable
- Bienestar mental
- Participación social
Por eso, se trata de trabajar desde la perspectiva del envejecimiento activo de forma integral en las dinámicas de los mayores.
El envejecimiento activo es un concepto global que alcanza todas las áreas, sociales, culturales y económicas. Cuanto más se desarrolle la persona en estas tres áreas más probable será que tenga una vida independiente.
Con mayor autonomía la persona mayor podrá disponer de una mejor capacidad de decisión, una vida más participativa y una relación social con su entorno más favorable. Se relacionará mejor, creará nuevas relaciones y tendrá un mayor contacto con su red y comunidad.
10 claves para tener un envejecimiento activo
Con esta guía quiero ayudarte a tomar las decisiones adecuadas para mantener o mejorar tu bienestar. Decisiones que te permitan ser una persona autónoma e independiente en tu día a día, con mejor salud, con más seguridad y con mayor capacidad para afrontar y superar las adversidades.
Las claves para favorecer el envejecimiento activo engloban diversas áreas, por lo que las personas mayores deben atenderlas todas y no centrarse solamente en algunas en concreto.
1. Hacer ejercicio diario en la tercera edad
La actividad física tiene grandes beneficios en la salud, por ello, es esencial que los ancianos la incluyan en su vida. Los paseos diarios, la realización de estiramientos y actividades físicas que les motiven estimulan la salud física y mental.
Asimismo, es importante que las personas mayores consulten con su médico qué ejercicios son los más adecuados para su estado de salud, ya que así evitarán riesgos innecesarios. Muchas veces los especialistas hablan, por ejemplo, de los beneficios de caminar en la tercera edad.
De hecho, en España podemos ver cómo muchos ancianos le dan más importancia al envejecimiento activo porque realizan paseos en grupo cada día y, porque muchos de ellos, se apuntan a decenas de actividades sociales que incluyen el deporte al aire libre.

La actividad física en las personas mayores contribuye a mejorar su salud, bienestar y calidad de vida. Los ejercicios se deben adaptar a las capacidades, estado de salud y edad de cada uno.
Realizar ejercicio físico diario ayuda a mejorar la movilidad, el equilibrio y la coordinación, entre otros beneficios. Lo más recomendable en personas mayores es el ejercicio aeróbico (caminar, nadar, bailar…). La meditación y el yoga también son aconsejables en los adultos mayores para prevenir el deterioro cognitivo producido por la edad y otras enfermedades como el Alzheimer.
Mantener unos hábitos de vida saludables es importante a partir de cierta edad. Es aconsejable crearse ciertos hábitos y costumbres y seguirlos durante el resto de nuestra vida. Si, por ejemplo, creamos la costumbre de salir a caminar durante 1 hora todos los días, es difícil que pasados los años dejemos de practicar esta actividad.
Beneficios de la actividad física
Existen claras evidencias de que la actividad física regular reporta beneficios importantes y numerosos para la salud de las personas, y esto es especialmente relevante a partir de los 65 años, puesto que mitigará muchos de los cambios que se producirán en tu cuerpo retrasando la dependencia y aumentando tu autonomía.
Ser una persona activa te va a ayudar a:
- Fortalecer tus músculos, incluido tu corazón y tu sistema respiratorio.
- Mejorar la salud de tus huesos y prevenir la osteoporosis.
- Mejorar tu peso.
- Mantener tu equilibrio, disminuyendo el riesgo de caídas.
- Estar de mejor humor, mejorar tu salud mental.
- Dormir mejor.
- Prevenir y mejorar enfermedades como: Infartos, hipertensión, diabetes de tipo 2, cáncer de colon y mama.
Cómo ser una persona activa
Media hora de actividad física al día es suficiente para mejorar tu salud.
Cualquier tiempo que dediques a realizar actividad física será mejor que no hacer nada, aunque a mayor dedicación mayor será el beneficio.
Es conveniente empezar con una actividad ligera y aumentar gradualmente con el tiempo la frecuencia y la intensidad. Valora hasta dónde puedes llegar y aprende a parar cuando lo necesites.
No es necesario practicar un deporte, basta con ser una persona activa en tu día a día.
Desplázate siempre que puedas de una forma activa:
- Camina en lugar de recurrir al vehículo.
- Usa la bicicleta.
- Utiliza las escaleras en vez del ascensor.
Utiliza tu tiempo de ocio para:
- Nadar, bailar, caminar.
- Practicar juegos de pelota: pala, ping-pong, petanca.
- Practicar actividades dirigidas (baile, yoga, taichí, gimnasia, aerobic, etc.).
Dos veces o más por semana, conviene fortalecer los grandes grupos musculares con actividades como:
- Limpiar el coche, los cristales, etc.
- Cuidar el jardín o la huerta.
- Ejercicios de estiramientos.
- Ejercicios con pesas (una caja de leche o una lata de conserva puede servir para ejercitar los brazos).
- Sentadillas (levantarse de la silla sin apoyar las manos).
Si debido a tu estado de salud, no puedes realizar la 1/2 hora de actividad física recomendada, hazlo en la medida de tus posibilidades.

Evita el sedentarismo
Permanecer mucho tiempo en una postura sentada o tumbada sin levantarse aumenta el riesgo de padecer y empeorar enfermedades como la hipertensión, diabetes, enfermedades respiratorias y cardiacas o cáncer.
Por ello es recomendable que cuando estés viendo la televisión, leyendo, jugando a las cartas o de tertulia, te levantes cada hora y dediques un par de minutos para estirarte, moverte por la habitación, rellenar un vaso de agua o ir al baño.
Antes de realizar cualquier ejercicio físico es recomendable realizar un ligero calentamiento global del cuerpo: moviendo los hombros hacia arriba-abajo, delante-detrás y circularmente, ladeando suavemente la cabeza hacia un lado y a otro.
Ningún ejercicio debe producir dolor, si es así, deja de hacerlo. Es importante que, al respirar, mientras haces los ejercicios, tomes al aire profundamente por la nariz.
Es recomendable practicar ejercicio todos los días, ya sea caminando o realizando una actividad acorde a nuestro estado de salud y edad. Lo importante es mantener una dinámica y permanecer activos.
2. Llevar una dieta sana y equilibrada en la vejez
Una alimentación en las personas mayores sana y equilibrada ayudará a que la salud de los ancianos mejore considerablemente.
Optar por consumir alimentos como las verduras, hortalizas y frutas les aportan gran cantidad de fibra por lo que les ayuda a llevar un envejecimiento más saludable.

En este caso, contar con los servicios de un nutricionista ayudará a la persona mayor a ajustar mejor las cantidades y la dieta óptima para ella, que será necesaria para fortalecer su organismo.
Una alimentación saludable es esencial para tener una buena salud en cualquier etapa de la vida. En personas mayores, más que una recomendación, es una obligación.
La alimentación saludable en la tercera edad conlleva aumentar el consumo de ciertos alimentos (verduras, hortalizas y frutas) así como la reducción de otros (como alcohol o tabaco). Las personas cuidadoras a domicilio ayudan en la preparación de la dieta óptima para cada persona mayor.
Llevar una alimentación adecuada: como hemos recomendado en otras ocasiones, en función de la época del año y de las necesidades personales, es bueno que la alimentación sea sana y equilibrada, para que nos aporte los nutrientes que necesitamos.
Cómo conseguir una alimentación saludable.
Para que tu alimentación sea saludable debe ser suficiente para poder cubrir las necesidades de energía, variada, completa y equilibrada de forma que contenga todos los nutrientes que necesitas y en cantidades adecuadas.
Es importante comer repartido a lo largo del día, hará tus digestiones más ligeras. También es recomendable que el desayuno y la comida sean las principales del día y que la cena sea más ligera.
Procura que la mitad de lo que comas a lo largo del día sean frutas y verduras, un cuarto sean cereales y/o patatas y otro cuarto alimentos que contengan proteínas.
Limita el consumo de mantequilla y margarinas.
Reduce las carnes rojas, embutidos y quesos grasos.
Limita el consumo de dulces, bollería y aperitivos salados.
l. Frutas y verduras:
Procura que al menos la mitad de tu plato contenga frutas, verduras y hortalizas (frescas o cocinadas).
Cuanto más color y mayor variedad en esta parte del plato, mejor. Elije un arco iris de frutas, verduras y hortalizas todos los días. Aprovecha siempre que puedas las de temporada.
Si no puedes comerlas enteras, pásalas por la batidora, no por el pasapurés o el chino, ya que se perdería la fibra que necesitas.
2. Cereales y patatas:
Una cuarta parte de plato debiera tener cereales o sus derivados. Las patatas, a pesar de ser hortalizas, se incluyen en este grupo por su alto contenido en hidratos de carbono.
Es importante, que a la hora de consumir arroz, trigo, avena u otros cereales y sus derivados (pan, pasta, etc.) estos sean integrales, ya que aportan fibra y te ayudarán a prevenir el estreñimiento, el colesterol alto, la diabetes o el cáncer.
3. Alimentos ricos en proteínas:
Pon una fuente saludable de proteína en un cuarto del plato. Elije preferentemente:
- Carne blanca (pollo, pavo, conejo, etc.).
- Pescado (alternando entre pescado azul y blanco).
- Legumbres (garbanzos, lentejas, alubias, soja, etc.).
- Frutos secos (nueces, avellanas, almendras, pistachos, etc.).
- Huevos.
Si combinas las legumbres con cereales (por ejemplo, lentejas o garbanzos con arroz) obtendrás un aporte de proteínas de mayor calidad.
Si no tienes problemas con tu colesterol, puedes consumir hasta un huevo al día.
Consume diariamente leche o derivados, como yogures o queso. Mejor si son semidesnatados o desnatados.
Limita el consumo de carne roja, carne grasa, carne procesada (tocino, embutidos, salchichas, etc.) y quesos grasos. Procura no consumir más de una o dos raciones a la semana.
4. Limita el consumo de aceites y grasas:
Al cocinar, en la mesa, en ensaladas y en tostadas prioriza el uso de aceite de oliva, mejor si es virgen (no refinado). Limita el uso de mantequilla y de margarina.
Evita preparar salsas con exceso de grasas (mantequilla, nata, manteca, tocino).
5. El agua es fuente de vida,
Salvo que tengas alguna contraindicación, procura tomar líquidos, sin esperar a tener la sensación de sed.
Ingiere principalmente agua como bebida, también sopas, caldos o infusiones.
Limita los refrescos gaseosos y las bebidas azucaradas, incluidos los zumos de frutas. Procura disminuir el consumo de té o café, o sustituirlo por otras infusiones o descafeinados.
Evita tomar bebidas alcohólicas.
6. Limitar el consumo de sal.
Nuestro cuerpo solo necesita pequeñas cantidades de sal para que funcione adecuadamente, no más de lo equivalente a una cucharadita de sal al día (tamaño de las del café).
En esa cucharadita estaría incluida además de la sal que añades a tu comida, la que ya tienen los alimentos. Ten en cuenta que la mayoría de los productos industriales contienen mucha sal (embutidos, caldo en pastillas, salsas, conservas, quesos, etc.), por lo que, si los consumes en exceso, podrías sobrepasar tus necesidades diarias de sal.
Procura, por tanto, limitar tanto la sal que añades a tu comida, como esos alimentos con alto contenido en sal. No hace falta que dejes de consumirlos, pero sí puedes reducir su cantidad y frecuencia de consumo.
Para evitar añadir sal a las comidas, pero conseguir realzar su sabor, puedes utilizar: vinagre, limón, hierbas aromáticas (albahaca, tomillo, orégano), especias (pimienta, pimentón, azafrán), aceites macerados, etc.
Revisa siempre la etiqueta de los productos. Vigila la cantidad de azúcar, sal y grasa. Te ayudará a comparar productos y a elegir las alternativas más adecuadas.
Limita el consumo de:
- Alimentos fritos, mejor utilizar otros métodos de cocinado: hervido, a la plancha, al vapor, al grill o al horno.
- Productos precocinados listos para calentar y comer (pizzas, carne o pescado empanado, croquetas, etc.); por su alto contenido en sal, azúcar, grasas saturadas y colesterol.
- Aperitivos salados (patatas, frutos secos con sal); por su alto contenido en sal.
- Bollería industrial (galletas, pastas, pasteles, etc.); por su alto contenido en grasas no cardiosaludables y azúcar.
3. Cuidados corporales en las personas mayores
Salud bucodental
Es importante cepillarse los dientes después de cada comida con pasta dental con flúor, procurando pasar por todos los lados de los dientes. Tras el cepillado de la noche, pásate el hilo dental entre los dientes.
Si tienes dentadura postiza, límpiala igual que tus dientes. Quítate la dentadura postiza por la noche y después de limpiarla déjala en un vaso con agua.
Recuerda que el tabaco aumenta el riesgo de desarrollar una enfermedad de las encías. Nunca es tarde para dejar de fumar.
Acude a las revisiones periódicas de tu dentista y siempre que tus encías sangren o te duelan.
Cuidado de la piel
Tu piel se vuelve más seca, pierde elasticidad y se hace más frágil a medida que envejeces. Esto facilita la aparición de lesiones e infecciones, especialmente si no existe suficiente higiene.
Toma una ducha a diario. Procura evitar las bañeras para prevenir accidentes y comprueba la temperatura del agua con la palma de la mano.
- Usa un jabón suave y neutro.
- Sécate con cuidado, asegurándote de que en los pliegues de la piel y entre los dedos no quede humedad.
- Aplícate después una crema hidratante, te ayudará a evitar la sequedad de la piel.
Consulta en tu centro de salud si:
- Algún lunar te duele o pica, cambia de tamaño o de color.
- Aparecen zonas enrojecidas en los pliegues o entre los dedos, pueden ser hongos.
- Una lesión o herida crece o no cicatriza.

Cuidados con el sol
El que tu piel sea más fina y frágil hace que aumenten también las consecuencias negativas de exponerse al sol sin tomar precauciones, como:
- Quemaduras.
- Aparición de manchas en la piel.
- Acentuación de las arrugas existentes.
- Lesiones en la piel.
- Aumento del riesgo de cáncer de piel.
Consejos para cuidar la piel del sol en los ancianos
Evita exponerte al sol en las horas del mediodía (entre las 12 del mediodía y las 4 de la tarde).
Usa siempre crema solar con un factor de protección adecuado a tu tipo de piel (nunca menor de 30) para evitar quemaduras y otras lesiones en la piel.
Usa sombrero, ropa holgada y gafas de sol.
¡Cuidado con los días nublados! Toma las mismas precauciones que un día de sol. Son los rayos ultravioletas y no las altas temperaturas los que causan el daño en la piel y las nubes no bloquean los rayos ultravioletas.
Bebe mucha agua durante el día para mantener una adecuada hidratación del cuerpo y de la piel.
Al final del día, aplica una crema hidratante para rehidratar tu piel.
Si hay enrojecimiento en alguna zona del cuerpo o lesión en la piel, no debes tomar sol en esa zona hasta que desaparezca.
Cuidado de los pies en las personas mayores
Cuidar tus pies es fundamental para mantener la salud; ellos te mantienen de pie, te permiten moverte y mantener el equilibrio. Algunas enfermedades, la mala circulación, uñas mal cortadas o usar zapatos inadecuados puede hacer que tus pies sufran.
Consejos útiles para el cuidado de tus pies:
- Revisa tus pies a menudo. Usa un espejo para ver las plantas de los pies. Examina si tienes lesiones, úlceras, ampollas o uñas encarnadas. Si es necesario, solicita ayuda.
- Asegúrate de mantener tus pies limpios y secos, secando siempre adecuadamente entre los dedos.
- Cámbiate de medias o calcetines a menudo. Evita las medias o calcetines de nylon y utiliza los de algodón.
- Utiliza zapatos cómodos, que calcen bien, con suela de goma antideslizante, sin tacón alto ni que acaben en punta.
- Corta las uñas en línea recta y después del lavado, así estarán más blandas. Procura que no queden demasiado cortas. Límate los bordes de las uñas con una lima de cartón.
Es aconsejable acudir a revisiones podológicas periódicas.
4. Viajar y tener experiencias para tener un envejecimiento activo
Viajar quiere decir en esencia aprender y memorizar, quiere decir, adquirir percepciones y memorias nuevas, estímulos nuevos, desafíos nuevos, costumbres nuevas. Ayuda a mantener el cerebro activo.
Pero lo más importante, es la emoción que se asocia a esta actividad, Aparece la curiosidad, nuevas situaciones a las que te tienes que enfrentar, pero que sabes que eres capaz de controlar, que puedes con ello y que no suponen una amenaza.
Además, recibes de un modo placentero, un montón de información y por tanto de conocimiento que se queda almacenada en tu cerebro.

Viajar y tener experiencias, tiene muchos beneficios para las personas mayores
- Vas a mejorar la salud física. Cualquier tipo de ejercicio que no suponga una intensidad excesiva será bueno. Vas a caminar y te vas a mover más que en tu día a día.
- Viajar hace que mejore tu atención, no querrás perderte nada. Esto ayuda a estimular tu salud mental.
- Rompes con la rutina y te concentras en nuevas actividades reduciéndose de esta manera la ansiedad, la depresión, la soledad y el aislamiento social.
- Viajar te hace descubrir nuevas cosas sobre ti y sobre tu entorno habitual. Te hace ver una nueva perspectiva sobre quién eres al contrastar tu propia vida con la de otras culturas.
- Viajar te hace sentir más vital, tienes nuevas experiencias y vivencias agradables y en consecuencia hace que mejore tu estado de ánimo y te sientas más feliz.
Existen un gran número de actividades en las que los ancianos pueden disfrutar de la naturaleza y conseguir sus numerosos beneficios, entre ellos, reducir el estrés y estimular sus capacidades cognitivas.
Es también muy importante que los ancianos salgan a tomar el sol, ya que les proporcionará Vitamina D, muy importante para su salud; esto es preciso porque se puede conseguir esta vitamina mediante la exposición solar.
Además, disfrutar de parajes naturales como la playa y los bosques incidirá positivamente en el estado de ánimo, aportando paz y tranquilidad. Viajar, libera del estrés y las preocupaciones y mejora la salud mental de las personas mayores.
El contacto con la naturaleza y realizar actividades al aire libre, aporta grandes beneficios para la salud y bienestar de las personas mayores.
Disfrutar de un paseo por la playa, contemplar una Catedral, disfrutar de un paisaje, o simplemente sentarse en un banco del parque, rodeado de flores, ayudará a tener tranquilidad.
5. Mantener la mente activa
La pérdida de memoria es una preocupación frecuente en las personas mayores. Con el proceso de envejecimiento cuesta más fijar nueva información, pero ello no será relevante si no es progresivo y si no interfiere en nuestra vida cotidiana.
La memoria puede alterarse por diversas causas entre las que se incluyen: el efecto de algunos medicamentos, ciertas enfermedades o algunos eventos vitales (jubilación, viudez, soledad) cuando se acompañan de síntomas depresivos.
Siempre es bueno estimular el cerebro, pero quizás más en esta etapa de la vida.

Consejos prácticos para mantener activa tu memoria:
- Procura ser una persona activa e interesada en tu entorno: tu casa, tu familia, el barrio, las noticias del día… Involúcrate con otras personas (amigos, familiares, vecinos).
- Aprovecha para formarte en lo que te interesa, completar y ampliar tus conocimientos y habilidades. ¿Por qué no ir a bailar, aprender música o canto, un idioma, cultivar un huerto, formarte en informática o acceder a internet? La edad no es un límite para aprender.
- Dormir bien te ayudará a recordar mejor. Intenta mejorar la calidad del sueño (ver capítulo sueño).
- Realiza actividades que estimulan el cerebro como lectura o escritura, juegos de mesa, pasatiempos…
Si lo necesitas, apunta en un papel o en el calendario datos importantes que necesites recordar, como citas médicas, citas personales, el lugar donde has aparcado el coche, recados que debas realizar, etc.
Si notas problemas de memoria que afectan a tu vida diaria o que te impiden hacer actividades que hacías correctamente, consulta en tu centro de salud.
Los ejercicios de memoria, estimulación del lenguaje, las matemáticas y otros juegos como los crucigramas sirven para que las personas mayores sigan activando la mente y retrasen el deterioro cognitivo, el cual se produce mayormente en la vejez.
Es muy frecuente que nos sorprendamos cuando una persona de edad avanzada cuenta con la plenitud de sus capacidades mentales o capacidad de razonamiento. Esto ocurre porque se ha preocupado por tener una mente activa, que es una de las claves del envejecimiento activo.
Las actividades para mantener la mente activa ayudarán a que el cerebro del anciano se ejercite y se mantenga en forma durante más tiempo.
6. Tener relaciones sociales y familiares en la senectud
El entorno social es muy importante en tu calidad de vida. Tener buena relación con la familia, la vecindad, las amistades, la gente del barrio y del pueblo; hablar con las personas, tener confianza con ellas, tener disposición a conocer gente nueva…, todo eso es bueno para tu estado emocional, tu salud en general y, en definitiva, para tu bienestar.
Cada día, la vida nos ofrece oportunidades para salir de casa y compartir momentos con otras personas: al hacer la compra, dar un paseo, participar en actividades…
Mantener las buenas relaciones con los familiares y amigos es muy importante en la tercera edad, ya que garantizará así el bienestar personal de los ancianos y producirá en ellos sentimientos de confianza, seguridad, empatía y mayor autoestima.

Las actividades sociales que favorecen el envejecimiento activo ayudan notablemente a favorecer la autoestima de los adultos mayores y a mejorar las relaciones con otras personas de fuera de su entorno más próximo.
Los estudios actuales en conductas sociales alertan de que la soledad resta años de vida en las personas. Es vital evitar la soledad en la senectud para garantizar un envejecimiento activo completo.
En ocasiones, las personas mayores piensan que son una carga para sus seres queridos y se aíslan socialmente.
Si queremos garantizar su bienestar personal es esencial ayudarles a mantener buenas relaciones con los amigos y con familiares y evitar la soledad que solo provoca tristeza y depresión.
Las personas cuidadoras a domicilio ayudan a los mayores a conservar y fomentar sus relaciones sociales y familiares contribuyendo a generar confianza, seguridad y mayor autoestima
Tanto las relaciones sociales que se mantienen con los amigos, vecinos o personas cercanas, como las establecidas dentro de la propia familia, son determinantes para el bienestar personal.
Cómo establecer relaciones con otras personas mayores:
Los ayuntamientos y otras entidades organizan conferencias, actividades colectivas, talleres y cursos de todo tipo, en los que tendrás ocasión de relacionarte. Se trata de elegir lo que mejor se adecúe a tus gustos y horarios.
También, puedes optar por la participación social a través del asociacionismo. Existe una amplia red de asociaciones de todo tipo. Puedes participar en las que resulten de tu interés, en ellas encontrarás personas que comparten tus inquietudes e intereses. También puedes sentirte útil participando en actividades de voluntariado social.
Consejos prácticos que te ayudarán en tus relaciones:
- Las relaciones han de estar basadas en el respeto mutuo a las personas y el reconocimiento de su dignidad.
- Reconocer, que cada persona es, en sí misma, una individualidad, con sus propias particularidades, ideas, pensamientos y sentimientos.
- Aceptar a los demás tal como son, sin querer cambiarles.
- Ser conscientes de que existen diferencias en el modo de pensar entre las personas, especialmente si son de distinta generación y distinto entorno social y cultural, pero hay que convivir con todas ellas. Nos enriquecen.
- Reconocer nuestros errores y limitaciones. Admitir, que no tenemos toda la verdad ni, seguramente, toda la razón.
- La convivencia puede generar problemas. La disposición al diálogo con serenidad siempre resultará positiva en cualquier relación.
- La sonrisa, el trato correcto o el control de nuestras emociones, siempre nos ayudarán en la relación con los demás.
7. Actividades para adultos mayores. Mantenerse ocupado
Realizar actividades de ocio que fomenten la estimulación tanto cognitiva, cooperativa como competitiva de la persona mayor es muy positivo.
Los paseos, las excursiones, el bingo, los juegos de mesa, la música, el baile y el cine, por ejemplo, son estupendos para alejarse de la soledad y complementar otras de las claves del envejecimiento activo.
Estas son sólo algunas de las actividades que deberán potenciar tanto los familiares como los cuidadores profesionales, si los hubiera, pero es posible también apuntarse a viajes en grupo para la tercera edad o a todo tipo de talleres que muchas veces ofrecen ayuntamientos o asociaciones, si la persona disfruta de autonomía.

Las personas mayores disponen de mucho tiempo libre y muchas no saben cómo aprovecharlo. Es muy recomendable participar en actividades, como talleres (pintura, escritura, lectura), estudiar idiomas, informática, etc.
De esta manera, mantienen sus relaciones sociales, disfrutan del tiempo libre y ejercitan la mente y el cuerpo. Las personas cuidadoras a domicilio contribuyen a desarrollar actividades durante el día para las personas mayores.
Desarrollar una ocupación además del ocio, el ejercicio o una buena conversación. Una persona mayor debe mantenerse ocupada en la medida en que su estado de salud lo permita.
Participar en actividades, apuntarse a un taller, desarrollar una habilidad en casa… Cualquier ocupación es beneficiosa para tener un envejecimiento activo.
8. Tener una actitud positiva en la vejez
Las emociones y los sentimientos forman parte de ti, de cada persona. Tu modo de pensar influye en ellos y, por tanto, en tu estado de ánimo.
Por eso es importante controlar nuestros pensamientos, procurar que sean positivos, para que nos generen sentimientos y emociones agradables que nos aportarán bienestar.

Tener una actitud positiva en la vida es saber ver la parte buena que tienen las cosas o las situaciones, sin poner el acento en su parte negativa; saber ver el vaso medio lleno en vez de verlo medio vacío.
Esto nos permite centrarnos más en nuestras capacidades que en nuestras limitaciones.
Igualmente, debemos ser conscientes del valor de nuestra experiencia acumulada durante años y de toda la sabiduría que eso nos aporta.
Todo ello nos ayudará a avanzar con seguridad, a emprender nuevas actividades, a superar las adversidades que se nos presentarán en la vida y a mantener nuestra integridad personal.
Mejoraremos nuestra situación y la de quienes nos rodean.
Cómo tener una actitud positiva ante la vida durante la vejez:
Aprende a disfrutar de los placeres sencillos. Esto te protege de la ansiedad que te pueden generar los problemas.
Por ejemplo, disfrutar de un paseo o quedar a comer con la familia o amistades puede distraerte de preocupaciones mayores y relajar tanto tu mente como tu cuerpo.
Mejora tu sentido del humor. Busca situaciones alegres y oportunidades propicias para reír y hacer reír a los demás. Una película cómica, una obra de teatro o un entorno divertido te libera de obsesiones destructivas, te alegran la vida y, probablemente, la prolonguen.
Diversifica las fuentes de tu felicidad. Busca la felicidad y el bienestar en diferentes entornos y círculos de amistades.
Esto te aportará riqueza y además compensará los efectos de un posible cambio negativo en uno de esos ambientes.
Por ejemplo, la pérdida de un ser querido es menos devastadora si cuentas con el apoyo de familiares o buenas amistades que te ayuden a superarlo.
9. Relaciones sexuales en la vejez.
Si así lo deseas, nada te impide seguir siendo una persona sexualmente activa con potencial para desarrollar tus deseos y sentir placer.
Los cambios del envejecimiento pueden afectar a la capacidad para tener una relación sexual con penetración.
En la mujer es normal la pérdida de lubricación vaginal lo que provoca dolor en el coito y en el caso del hombre no es infrecuente la dificultad para lograr y mantener una erección suficiente para la relación.
Recuerda que otras formas de relación sexual sin penetración pueden ser igualmente placenteras.
Al igual que en otras edades, las parejas mayores pueden tener preocupaciones adicionales relacionadas con su edad, las enfermedades, la jubilación u otros cambios vitales, que pueden interferir en su deseo sexual.
No olvides que la mayoría de los problemas que se nos presentan suelen tener relación con la vida que nos rodea.
Hablar de ello antes de pasar a una relación sexual, estar cerca, escucharnos, comprendernos, alentarnos, respetarnos… puede ser tan importante como hacer el amor.
En una relación de riesgo (con una pareja no habitual), siempre es recomendable el uso de condón, independientemente de la edad.
Si sientes dolor en la penetración, te preocupa la dificultad de erección o tienes cualquier duda, consúltalo abiertamente y sin prejuicios en tu centro de salud.
Disfruta de tu cuerpo con sus nuevas limitaciones y posibilidades.

10. La importancia de un buen sueño en las personas mayores
Es muy habitual en las personas mayores experimentar cambios en su ciclo del sueño, lo que les lleva a tomar medicamentos para dormir.
Por ello, para prevenir los trastornos del sueño es esencial establecer una rutina horaria y adoptar buenos hábitos de sueño.
Es primordial saber que en las rutinas de descanso el cuerpo retoma la energía necesaria, por ello, dormir unas 8 horas al día, al contrario de lo que se cree de que no es tan necesario en la tercera edad, y hacer pequeñas siestas, ayudará a conseguir mejorar la salud.
Por otra parte, existen estudios que asocian un buen descanso al aumento de la capacidad de guardar información. Descansar adecuadamente es vital, ya que el sueño influye en la memoria, entre otras funciones cerebrales.
Sigue siendo muy importante lograr un sueño reparador para mantener una buena salud, ya que la falta de sueño puede producirte mal humor, cansancio, pérdida de memoria, tristeza y un mayor riesgo de caídas.
Consejos para tener un buen sueño en la vejez
- Mantener una rutina: acostarte y levantarte a la misma hora todos los días.
- Si necesitas descansar a la tarde, que no sea una siesta de más de media hora, podría impedirte dormir bien a la noche.
- Beber pocos líquidos al anochecer para evitar desvelarte al ir al baño a la noche.
- Cenar ligero y, si es posible, dar un pequeño paseo después de cenar.
- No tomar bebidas excitantes (café, té, chocolate) después del mediodía. Si tienes problemas para dormir, evita estas bebidas.
- Mantener el dormitorio ventilado, oscuro y con una temperatura agradable; tanto el exceso de calor como el frío pueden impedirte dormir.

¿Qué debe hacer la sociedad para ayudar al envejecimiento activo?
Además de estos hábitos de vida que debe llevar una persona mayor, existen muchos factores que potencian el envejecimiento activo y la sociedad es uno de los principales implicados.
En este caso, tanto las instituciones como los distintos gobiernos deben trabajar por mantener la autonomía, el bienestar y la salud de las personas mayores.
Deben apoyar las iniciativas que potencien el envejecimiento activo desde las distintas áreas de Sanidad, Educación, Justicia… y que se fundamenten en medidas como la atención sanitaria adecuada, la atención a las discapacidades y dependencia, la lucha contra la soledad y el desarrollo de actividades especialmente diseñadas para las personas mayores.
El objetivo es que la tercera edad continúe siendo un protagonista fundamental de nuestra sociedad, tanto para su beneficio personal como para el bien de todos en el presente y el futuro.
El envejecimiento activo busca que los mayores se desarrollen de forma individual y colectiva en esta etapa en la que sus capacidades físicas sufren alteraciones, pero les permiten optar por un estilo de vida saludable con el que fomentar una mayor calidad de vida.
Ayudar a que los ancianos, especialmente los que llevan una vida más sedentaria, es muy importante para que tengan además una mayor autonomía y más confianza a la hora de realizar algunas actividades concretas.
Se trata de incluir el envejecimiento activo en sus vidas.
¿Por qué es importante el envejecimiento activo?
La finalidad del envejecimiento activo es dotar a las personas mayores de una vida más larga y plena, con mejor salud y en la que se favorezca su independencia, permitiéndoles disfrutar de la vida, acercarles a la sociedad actual y mantenerles activos.
Para poder desarrollar un envejecimiento activo, es fundamental llevar un estilo de vida saludable basado en una alimentación sana y variada que respete las indicaciones de los médicos.
Practicar ejercicio a diario, evitando malos hábitos como el tabaco o el alcohol, para beneficiarse de tener una mejor salud que permita disfrutar de las aficiones, familia, amigos, vida social…
El envejecimiento activo, además de favorecer aspectos relacionados con el físico, también es importante para evitar la disminución de las capacidades cognitivas, y ello se puede solucionar a través de realizar actividades intelectuales que mantengan activas la memoria, el razonamiento, habilidades, etc.
Es importante tener en cuenta que cuanto antes se incorporen estos hábitos saludables en el día a día, mejores serán los resultados, por eso quiero recalcar las ventajas de tener una vida activa para disfrutar de un envejecimiento activo.
Como hemos visto el envejecimiento activo es vital para llegar a la edad adulta en condiciones óptimas, sin embargo, las familias y los cuidadores pueden ayudar a que personas mayores que se han descuidado más en su juventud lo integren en sus vidas. Envejecer activos provoca un impacto muy positivo en la salud física y en la salud mental.
El envejecimiento activo mejora la calidad de vida de las personas mayores proporcionado una base sólida para seguir siendo independientes y vivir plenamente cada etapa de la vida.
Envejecer activamente, mejora la calidad de vida en la vejez.