Viajar con enfermos de Alzheimer, es una de las mejores cosas que se puede hacer cuando esta enfermedad comienza a dar sus primeros síntomas.
En las etapas iniciales o moderadas del Alzheimer, hacer un viaje a lugares de los que tienen buenos recuerdos puede tener un efecto positivo.
En los casos avanzados ya es más complicado, pero incluso mi madre, que tiene una demencia avanzada y no sabe quién soy, hay momentos en los que veo como disfruta.
Ya he contado más de una vez que el origen de este proyecto de Viajes de la Edad Tardía, viene de ahí, de una excedencia que pedí para su cuidado cuando ya no se acordaba ni del nombre de sus nietas.
Si tu marido o tu mujer están en las primeras fases del Alzheimer viajar le vendrá bien, pero es que a ti te vendrá mucho mejor.
Indice
Dónde pasar unas vacaciones con un enfermo de Alzheimer
Para pasar unos días de relax y tranquilidad, el mejor lugar es aquel que pertenece al pasado. Por eso, todos aquellos lugares que les puedan resultar familiares van a despertar el recuerdo y la sensación de seguridad.
Lo ideal es que sean lugares de los que tiene buenos recuerdos o lugares que se quedó con ganas de conocer.
Siempre lugares tranquilos.
Viajar a estos lugares le va a producir una menor desorientación por el cambio (esto también dependerá del grado de demencia).
Para hacer un viaje con una persona con demencia hay que tener en cuenta en qué etapa de la enfermedad se encuentra y decidir en función de su estado.
Volver a realizar ese viaje que hizo hace tantos años y del que tan buenos recuerdos tiene, o reencontrarse con sus orígenes y aquellos lugares donde vivió su infancia o juventud, le van a transmitir recuerdos agradables.

El coche, el mejor medio para viajar con enfermos de Alzheimer
El coche es el vehículo más indicado para los viajes con personas con Alzheimer porque permite una mejor adaptación a las necesidades del enfermo.
Se pueden hacer paradas siempre que sea necesario.
Por otro lado, es importante viajar con enfermos de Alzheimer en las horas en que las rutinas de la persona se vean menos afectadas.
Qué actividades realizar en un viaje con personas con Alzheimer
Tal y como te he comentado anteriormente, el mantenimiento de las rutinas para una persona con demencia es muy importante para su salud mental.
Por eso en el lugar de destino se tiene que intentar mantener aquellas actividades que ya se estaban haciendo en su residencia habitual y en los mismos horarios.
Si no es posible, lo ideal es no llenar mucho la agenda y dejar un tiempo para el descanso para que la persona con Alzheimer se pueda adaptar a la nueva situación.
Si la persona con Alzheimer se encuentra en una etapa leve, hacer nuevas actividades para distraerse puede ser muy recomendable.

Beneficios de viajar para los cuidadores de enfermos de Alzheimer
Si tú eres cuidador o cuidadora, seguramente te encargas 24 horas al día de la persona con Alzheimer.
Para que esta situación no se repita también durante unas vacaciones, es muy recomendable viajar con otra persona que pueda dar apoyo a la hora de cuidar a la persona con demencia.
Porque las personas cuidadoras también tienen derecho al descanso y a disfrutar de un viaje que les saque igualmente de la rutina.
Te vas a relajar, vas a desconectar, a tener nuevas experiencias, vas a recargar las pilas, vas a cargarte de energía.
Porque yo te voy a ayudar en todo para que disfrutes de tiempo para ti, pero a la vez te voy a proponer experiencias que van a hacer que afloren tus emociones, que son ese fuego que todos llevamos dentro y nos empuja a vivir
Cosas que encerrado/a en tu jaula de cuidador/a sólo te puedes imaginar, pero que conmigo vas a vivir.
Disfrutar de unas vacaciones con un familiar con Alzheimer ahora es posible viajando conmigo, porque yo os acompaño en todo momento.

Hace poco, un hijo me propuso convencer a su padre de 80 años con principios de depresión para que hiciera un viaje con su mujer que tiene principios de Alzheimer. Os reproduzco lo que le conté.
“Hola Carlos
Soy Juan
Me gustaría contarte la historia de mi padre, porque creo que tiene cierta similitud con la tuya.
Mi padre nació en Cuevas Bajas, un pueblecito de Málaga. Después de hacer la mili, su espíritu aventurero le llevó al norte donde la siderurgia empezaba su apogeo. y acabó en Avilés.
Aunque era andaluz, la gracia no era su fuerte, ni siquiera tenía acento, pero allí encontró a una guapa moza asturiana y se quedó para siempre.
Mi padre siempre vio la parte negativa de envejecer, siempre recordaba tiempos pasados, cuando tenía toda la vitalidad.
Día tras día seguía la misma rutina.
Me acuerdo cuando mis padres cumplieron las bodas de oro. Yo les propuse que repitieran el viaje de novios.
Habían estado en Sevilla.
Mis padres ya no estaban para viajar solos. Así que les dije que yo los llevaría.
A mi madre le pareció una idea estupenda.
Sacó el álbum de fotos y estuvo recordando los paseos por el Parque de María Luisa, las sensaciones de subir a la Giralda, la alegría de la ciudad.
Pero a mi padre la idea no le gustó tanto, no le apetecía ir a ningún sitio. No mostró ningún interés.
Ni siquiera se planteó, vale, no me apetece nada, pero voy a hacerlo por ella.
Resultado.
Se quedaron en casa.
Mi madre, no pareció sorprenderse demasiado; probablemente lo que le habría sorprendido es que hubiera dicho que sí.
No hubo sorpresa, no hubo cambio, no hubo nada. Hubo lo mismo de siempre.
Unos meses después, empezamos a notar los primeros síntomas de demencia en mi madre, a partir de ahí mi padre por inercia, se alejó cada vez más de la vida, se aisló de todo.
Fue el principio del fin para los dos.
Mi madre no pudo elegir, mi padre sí, pero no hizo una buena elección.
Por eso, cuando pensé en este proyecto, me propuse conseguir evitar que otras personas cometieran el mismo error que mi padre.
Te voy a proponer una cosa, Carlos. Una vuelta al Sur, a los orígenes, a los campos de olivos, al aroma del pan con aceite de oliva, a la flor de azahar, al incienso, el pescaito, los adobos, los marinados, los salazones,
Volver a la infancia, a la juventud, aquellos lugares donde viviste experiencias únicas.
Recorrer los pueblos blancos, los patios de Córdoba, las estrechas calles de Sevilla, el carnaval de Cádiz, una bodega en Jerez, el clima perfecto de Málaga, el mar de olivos de Jaén.
Tu mujer, tú y yo. A vuestro ritmo, sin horarios, sin prisas, con todas las comodidades.
En febrero, voy a hacer un viaje a Galicia con una pareja mayor, me contactó él. Es escritor. y se pasa la vida en casa entretenido con sus asuntos. Su mujer, es mucho más activa y extrovertida, además necesita ver el mar de vez en cuando.
Me impactó su decisión de hacer este viaje, A mí, con la edad y otros factores, la verdad es que se me han quitado las ganas de viajar, lo hago por amor me dijo, a mí me basta algún pequeño paseo y luego sentarme en una terraza con una copa, leyendo, escribiendo y viendo pasar a las chicas. Así soy feliz.
Por amor, me emocionó, en ese momento sentí una admiración tremenda por ese hombre, y me acordé de mis padres.
Por eso Carlos, te voy a pedir que te actives, no lo hagas por ti, hazlo por ella, hazlo por amor.
Piénsalo, nos vemos.”
Si quieres tener unas vacaciones con un familiar con Alzheimer sin ninguna preocupación, has llegado al lugar adecuado. Viajes para enfermos de Alzheimer y acompañamiento continuo es lo que te propongo.
Si te ha parecido interesante, tal vez quieras seguir mirando los viajes que he preparado, o puede que prefieras un viaje a medida.
Y sino, puedes seguir a la Fundación Alzheimer España.