¿Cuáles son los miedos y preocupaciones más frecuentes de las personas mayores?
Numerosos estudios, nos dicen que las personas mayores experimentan más sentimientos positivos (se sienten felices, tranquilas…) que sentimientos negativos (ansiedad, soledad, aburrimiento o depresión)
Pero ¿Qué peso tienen los miedos y las preocupaciones en las personas mayores?
Las preocupaciones, son algo común en la vida diaria de todas las personas. Casi la mitad de las personas mayores se preocupan al menos una vez al día.
Principales miedos y preocupaciones de las personas mayores
El temor a caerse, el temor a la soledad, el temor a ser dependiente y perder la autonomía, el temor a los robos y agresiones y el temor a la exclusión social. Estas son las mayores preocupaciones de las personas mayores.
Miedo a las caídas
Un dato muy interesante es que la mitad de las personas que tiene miedo a caerse no ha tenido nunca una caída. Esto viene explicado por el progresivo deterioro físico de las personas mayores y por la sobreprotección y alarma de la familia.
Los estereotipos negativos sobre la edad siguen teniendo mucho peso.
A veces, el temor a caerse supone una preocupación tal que las personas mayores evitan actividades de la vida diaria que son esenciales y no tienen ningún peligro. Todo esto puede suponer una pérdida de calidad de vida.
Hay personas mayores que pueden desarrollar el síndrome de volver a caer o síndrome de temer a caerse, que supone una pérdida de confianza en su sentido del equilibrio. Se dicen “tengo miedo de volver a caer”.
En ocasiones, se puede producir la abasia, que es en un miedo o fobia a caminar que a menudo puede comenzar después de una caída fortuita. El miedo les hace adquirir una marcha rígida que facilita la caída. Esto les provoca inseguridad y puede llevar al sedentarismo y a desarrollar atrofia muscular.
Es importante superar el miedo a caerse. Existen tratamientos psicológicos para evitar el miedo a las caídas.
Por otro lado, también hay personas mayores que subestiman el riesgo de tener una caída. El miedo a tener una caida es uno de los principales problemas de las personas mayores.
Miedo a la soledad en las personas mayores
las personas mayores quieren permanecer en su domicilio tras la muerte del cónyuge. Cada vez es más valorada socialmente la autonomía personal que esta opción supone.
Pero en las personas mayores que viven solas existe cada vez más sentimientos de ansiedad, miedo a sufrir un accidente o enfermedad repentina y a la muerte en soledad.
La esperanza de vida es cada vez más alta por lo que la gente suele vivir muchos más años de los que se disfrutaban hace unas décadas. El problema es que no todas las personas llegan a ese tramo final con una red de personas que puedan cuidarlos y atender sus necesidades básicas.
El miedo a quedarse solo es una de las emociones más extendidas en el ser humano.
Al envejecer nos sentimos más vulnerables, y la soledad incrementa este sentimiento de desamparo, que a menudo es percibido como un fracaso.
La soledad es una de las peores enfermedades que existe. Hay que combatir el miedo a la soledad para terminar con la soledad de las personas mayores.
Aprender a estar solos nos aleja de las malas relaciones, mejora nuestra autoestima y nos acerca a nuestros retos más auténticos.
Hay que hacer una distinción entre la soledad deseada y la soledad no deseada, que puede acabar generando depresión y exclusión social. Una cosa es estar solo y otra sentirse solo.
Sentirse bien en soledad es posible.
Es importante mantenerse activos, En la actualidad existen muchos recursos para evitar la soledad de las personas mayores, como la participación en asociaciones culturales, programas de voluntariado, cursos y talleres de todo tipo.
También hay lugares donde realizarlas al mismo tiempo que se mantiene una buena actividad social: centros culturales, centros para mayores, etc.
Los tradicionales viajes del Imserso y los que ahora también ofrecen las agencias de viajes especializadas en personas mayores son también una buena opción para tener un envejecimiento activo.
Hay numerosas organizaciones de voluntariado en las que las personas mayores pueden desempeñar una importante labor y sentirse realmente útiles. También pueden ayudar a otras personas mayores dependientes o con algún grado de dependencia a no sentirse solas.
Miedo a ser dependientes y a la pérdida de autonomía
el riesgo de perder autonomía y necesitar cuidados de familiares o cuidados profesionales, es una de las mayores preocupaciones de las personas mayores, más incluso que la pérdida de movilidad o movilidad reducida, la pérdida de memoria o el temor a una enfermedad que cause dolor.
Es necesario promover un envejecimiento saludable y esto sólo es posible a través de un envejecimiento activo. Cada año aumenta el número de personas mayores en España, de hecho, para el año 2050 se prevé que España sea ya el tercer país más envejecido del mundo.
Para ello, los mayores deben cuidar la alimentación, abandonar el consumo de alcohol y tabaco, no dejar de lado la actividad física y estimular su capacidad cognitiva a través de la lectura o la participación en talleres. En resumen, practicar un envejecimiento activo.
Tener que abandonar su vivienda, ir a vivir con los hijos, tener que ser atendidos por cuidadores, necesitar la ayuda de otras personas… son situaciones que los mayores temen y que se derivan directamente de su falta de autonomía.
Tener que dejar su casa y acabar en una residencia de la tercera edad, es uno de los principales miedos y preocupaciones de las personas mayores.
A las personas mayores, también les preocupa no pasar tiempo con la familia o no sentir su cariño y afecto. También les crea preocupación sentirse una carga para ellos, ya que los hijos suelen tener una vida muy ocupada, con un trabajo e hijos.
Podemos distinguir 3 tipos de dependencia
Dependencia física
Esta dependencia es la menos predecible de todas. Cualquier caída o accidente puede hacer que una persona se convierta en dependiente de repente.
En ocasiones la dependencia física puede venir por problemas que van apareciendo de una manera mucho más pausada: Pérdida de visión, pérdida del oido, incapacidad para poder asearse…
Dependencia psíquica
A diferencia de la física, la dependencia psíquica aparece de forma paulatina y muy pausada. Uno de los síntomas más llamativos es la pérdida de capacidades cognitivas y la pérdida de sentido o coherencia de las conversaciones.
Las personas mayores dependientes cognitivamente comienzan a ser incapaces de expresar sus deseos y sus necesidades. Son incapaces de cuidarse por sí solas.
Es fundamental que la familia se conciencie y acepte el cambio psíquico que está experimentando la persona afectada para así actuar en consecuencia. Algo fácil de decir pero difícil de llevar a cabo cuando hablamos de un ser querido.
Dependencia afectiva
La dependencia afectiva viene dada por un golpe emocional que genera cambios en el humor y en el comportamiento de la persona dependiente. Generalmente viene dado por el fallecimiento de la pareja.
Los síntomas de este tipo de dependencia son bastante complicados de detectar, ya que la familia puede no darse cuenta de la sensación de soledad que experimenta la persona afectada.
Sentirse dependiente es uno de los principales miedos y preocupaciones de las persona mayores.
Miedo al maltrato, agresiones y robos.
Las personas mayores manifiestan un mayor sentimiento de inseguridad que la población de menor edad, pese a que son víctimas de agresiones o robos con menor frecuencia.
Esto es debido a que muchas personas mayores salen poco de casa, lo que hace que, al salir a la calle, tengan una percepción de pérdida de control y vean un mayor peligroso.
También hay muchas personas mayores que durante el día se sienten seguras, pero cuando llega la noche se sienten más desprotegidos por miedo a que les pueda suceder algo y tienen una continua sensación de inseguridad.
El síntoma más evidente y más sencillo de identificar por parte de la familia es la constante necesidad de una persona mayor de estar acompañada en todo momento.
Por otro lado, es un hecho que hay personas sin escrúpulos que buscan aprovecharse de los adultos mayores. Intentan vender bienes o servicios innecesarios a aquellos que consideran vulnerables.
1 de cada 6 personas mayores se siente maltratada, y en el 90% de los casos por un familiar.
Hay muchas formas de maltratar o aprovecharse de la gente mayor. En la mayoría de los casos se ejecuta desde una posición de poder y de forma intencionada, aunque pueden producirse situaciones en las que se hace inconscientemente.
Entre los distintos tipos de maltrato, encontramos:
Maltrato físico.
Es el resultado de provocar algún tipo de daño corporal a la persona mayor, como golpes, empujones, bofetadas… También se considera maltrato físico cuando se le retiene contra su voluntad, sea encerrada en una habitación o atada a una cama, por ejemplo.
Maltrato emocional o psicológico.
Tiene lugar cuando se insulta a la persona mayor, se utilizan palabras hirientes, humillantes o amenazas, se le habla a gritos sin necesidad o se le ignora repetidamente. También es maltrato emocional cuando se impide a la persona ver a sus familiares y amigos.
Negligencia.
Es cuando no se da respuesta a las necesidades de la persona mayor, sean físicas, emocionales o sociales. También se considera negligencia cuando no se le alimenta, no se le permite el acceso a atención médica o no se le proporcionan los medicamentos que necesita.
Abuso financiero.
Es el robo de dinero o pertenencias, como el cobro de la pensión, la falsificación de cheques, el uso de las tarjetas de crédito y las cuentas bancarias de otra persona sin permiso.
Abandono.
Dejar sola a una persona de la tercera edad que necesita atención, sin que nadie se haga cargo.
Miedo a las nuevas tecnologías. La brecha digital
Los tiempos cambian y si hay un sector en el que los avances van a velocidad de crucero este no es otro que el de las nuevas tecnologías. Las personas mayores que tienen una mentalidad más abierta han podido adaptarse. Cada vez hay más personas mayores utilizando un móvil, enviando un correo electrónico o creándose un perfil en una red social.
Aunque muchas de las personas mayores tienen problemas a la hora de adaptarse a estos cambios tecnológicos, por lo que al final quedan excluidos de muchos procesos que en la actualidad están completamente informatizados.
Hacer una gestión en el banco o pedir una cita médica les causa una tremenda angustia.
Entidades sociales de todo tipo organizan cursos, muchos de ellos gratuitos, para que la gente mayor pueda adquirir nociones básicas de tecnología, evitar que su autoestima decaiga, y se sientan cada vez más fuera de un sistema.
El temor a caerse, el temor a la soledad, el temor a ser dependiente, el temor a los robos y el temor a la exclusión social.
Estas son lo principales miedos y preocupaciones de la personas mayores.
Preocupaciones y miedos de los hijos respecto a los padres mayores
Los hijos adultos también tienen preocupaciones respecto de sus padres. También les preocupa el riesgo de caídas, la soledad, la depresión y la dependencia o pérdida de autonomía.
Además, los hijos adultos se preocupan por no poder estar cerca o no estar a la altura cuando sus padres mayores necesitan ayuda o necesitan que les cuiden. Es bastante habitual que se autoexijan tareas casi imposibles por su día a día o actividad profesional.
Cómo evitar los miedos y preocupaciones de las personas mayores
Hay una relación entre el grado de preocupación y el conocimiento sobre la vejez. El conocimiento de las capacidades de cada uno hace que aumente el control percibido y una disminución de la incertidumbre ante el envejecimiento.
Por eso es necesario seguir apostando por la formación para tener un buen envejecimiento.
Se trata de mostrar una visión más positiva de la vejez, que rompa estereotipos sociales negativos y que resalte sus recursos y potenciales.
La estabilidad emocional y bajos niveles de preocupación y obsesión por las cosas son características asociadas a vivir más años.
También es importante evitar las preocupaciones por cosas que podrían no llegar a suceder, o que, simple y llanamente, no se pueden controlar.
Yo no puedo evitar tus miedos y preocupaciones para siempre, pero sí puedo hacer que desaparezcan las preocupaciones durante unos días.
¿cómo?
Llevándote de viaje. Unos viajes muy especiales. De esta forma vas a conseguir:
Eliminar el miedo a caerte. Llevamos una silla de ruedas eléctrica. Si tienes temor a caerte, con esta silla resolverás tus temores. Y por supuesto también te podrás apoyar en mí.
Eliminar el miedo a la soledad. Yo soy tu acompañante en todo momento. Hablamos y disfrutamos del viaje.
Eliminar el miedo a ser dependiente. Serás totalmente autónomo con mi ayuda. Bonita paradoja.
Eliminar el miedo a robos y agresiones. Conmigo vas a sentir seguridad en todo momento.
Eliminar el miedo a las nuevas tecnologías. Haremos que todos esos cacharros sean como un juguete y la brecha digital parecerá sólo una pequeña fisura.
Si quieres ver como son los viajes a medida con acompañamiento continuo que organizo, mira aquí abajo.
Un comentario
ME PARECE MUY INTERESANTE LOS TEMAS